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19 de junio de 2012

Lo improbable es, por definición, probable.


La Real Academia define la palabra imposible como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder, y define improbable como algo inverosímil que no se funda en una razón prudente.
Puestos a escoger a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad. Como a todo el mundo, supongo. La improbabilidad duele menos y deja un resquicio a la esperanza, a la épica.

Que David ganara a Goliat era improbable, pero sucedió.
Uno afroamericano habitando la Casa Blanca era improbable, pero sucedió.
Que los Varón Rojo volvieran a tocar juntos era improbable, pero también sucedió.
Nadal desbancando del número uno a Federer.
Una periodista convertida en princesa.
El 12-1 contra Malta.


El amor, las relaciones, los sentimientos no se fundan en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables. Porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase es que puede pasar. Y mientras haya una posibilidad, media posibilidad entre mil millones de que pase, vale la pena intentarlo.



2 comentarios:

  1. Me encantaaa :) Adoro la palabra improbable :)

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  2. Cuando hay una miníma posibilidad no hay que perder la esperanza, porque como se sule decir "la esperanza es lo último que se pierde". Por ello, me gusta mucho más hablar de IMPROBABILIDAD

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Sonrisas