Dicen que una imagen vale
más que mil palabras y que no hace falta decir nada si todo se demuestra con
pequeños gestos.
Repetiría mil y una vez más que no me gustan las despedidas. Que no me gusta
que de repente, sin comerlo ni beberlo, se vaya alguien de tu vida. Alguien que
de un modo u otro se ha hecho importante para ti. Alguien que es ejemplo para
tu día a día.
iMil historias que se guardan en el corazón y viajan contigo por el camino de la vida. Historias que alegran a cualquiera al recordarlas. Historias que se hacen grandes con el tiempo. Historias que te llevas contigo vayas a donde vayas o dónde quiera que te mande el destino. Historias que has vivido con gente que por mucho que pase el tiempo, que haya kilómetros de por medio, que falle la memoria... el corazón jamás olvida.
Por todas esas historias vividas, por el tiempo dedicado, por las sonrisas, por la mano amiga que siempre tiendes, por el apoyo, por la mirada que en todo momento ha comprendido hasta al más necesitado de la parroquia, por cada palabra dicha, por el gesto mostrado, por la confianza puesta en los jóvenes, por el cariño a los mayores, por esos abrazos de oso, por las semillas sembradas, por las palabras de ánimo, por el acompañamiento al parroquiano que vive una enfermedad, por las risas, las bromas, las cenas y las largas charlas, por la ilusión que has sido capaz de transmitir a cada niño, por la semilla sembrada en los futuros matrimonios, por el trabajo en equipo, por hacer que algo pequeño se convierta en algo grande... Por todo ello, GRACIAS. Gracias en mayúsculas y con todas las letras. Gracias por ser huella a seguir.
Dónde quiera que vayas. Dónde te mande el destino a servir como sólo tú sabes, se feliz y ten claro que te llevas un gran trozo de Milagro. Porque el Milagro no son unas simples paredes sino mucha gente amiga, por eso, el Milagro traspasa fronteras.
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Sonrisas