Último día del año. Te despiertas con los últimos “buenos días” de
2012. Los recuerdos van invadiendo tu mente. Salen sonrisas sin quererlo al
recordar detalles, risas, experiencias, gente que ha aparecido en este año…
Pero también empiezan a correr por tu cara lágrimas; de alegría como modo de
expresar ese sentimiento tan fuerte que en cuestión de segundos esta
recorriendo tu cuerpo, y también, por qué no, de tristeza, al revivir malos
momentos o la perdida de un ser querido. Esto es 2012, una mezcla de sentimientos.
Y ahora, a unas horas del 2013, sólo hay una palabra que defina
este año que va a quedar atrás; GRACIAS.
Gracias a las personas que se han mantenido a mi lado al pie del
cañón, sin de caer. A los que han aparecido a lo largo del año y se han
adueñado de una parte de mi corazón. A los que se han ido en este año pero que
perdurarán en mí siempre. Y, gracias, a los que han aparecido fugazmente alterándome
el camino.
Gracias a todas las personas que me han acompañado en este año, por
todo y tanto bien recibido. Por las risas, los proyectos compartidos, las
palabras de ánimo en los malos momentos, las sonrisas, las miradas, los
detalles, los regalos, las alegrías, las caricias, los abrazos, los bailes y
cantos, las carcajadas y, sobre todo, por acompañarme
y así hacer que este año sea inolvidable.
Gracias por hacer que sea feliz.
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