Después de algún tiempo aprenderás que querer no
significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad. Comenzarás a
aprender que los besos no son contratos, ni regalos ni promesas. Comenzarás a
aceptar tus derrotas con la cabeza erguida y la mirada al frente, con la gracia
de un niño y no con la tristeza de un adulto y aprenderás a construir hoy todos
tus caminos, porque el terreno del mañana es incierto para tus proyectos y el
futuro tiene la costumbre de caer en el vacío. Aprenderás que el sol quema si
te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían hacerte
daño alguna vez y necesitarás saber por quien vale la pena sufrir. Aprenderás
que hablar puede solucionar las cosas.
Descubrirás que lleva mucho tiempo llegar a ser la
persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa
dónde llegaste sino a dónde te diriges y si no lo sabes cualquier lugar sirve.
Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlan y que ser flexible
no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa lo delicada y
frágil que sea una situación, siempre existen dos lados. Aprenderás que héroes
son las personas que hicieron lo que era necesario enfrentando las
consecuencias. Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica.
Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que
te patee cuando caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte.
Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de la experiencia, que con
los años vividos, que se madura con los daños no con los años. Aprenderás que
cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho a
ser cruel. No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces
tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo. Aprenderás que no importa en
cuantos pedazos tu corazón se parta, el mundo no se detiene para que lo
arregles. Aprenderás que el tiempo no es algo que puedes volver hacia atrás,
por lo tanto entonces y solo entonces sabrás realmente lo que eres capaz de
soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos
de lo que pensabas cuando creías que no se podía más. Y aprenderás, al fin, que
la vida realmente vale cuando tienes el valor de enfrentarla.